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'El bar': delirante descenso a los infiernos


Estrenada en la pasada Berlinale, El bar, la última película del bilbaíno Álex de la Iglesia, se tambalea entre el thriller y la comedia negra. Humor y tensión a partes iguales se mezclan en esta historia con claras reminiscencias a El ángel exterminador de Buñuel, que también tenía La comunidad. Un grupo variopinto de personas se quedan atrapadas en un bar cuando uno de ellos sale fuera y recibe un disparo en la cabeza y no saben por qué, básicamente esta es la premisa resumida de El bar. Una película en la que el bar funciona tanto como un microcosmos donde se desarrolla toda la historia como una mera excusa para poner al límite a sus personajes y así poder sacar todas sus miserias. El miedo, ya sea racional como irracional, saca lo peor del ser humano.

Álex de la Iglesia es un director muy enérgico, principal causante de su peculiar y tan característico estilo. Ser enérgico no es tan difícil, pero si lo es cuando se tienen tan pocos elementos de partida, y ahí es donde entran en juego una dirección frenética y un ritmo acelerado, donde todo sucede a velocidad de la luz. Sin embargo, de vez en cuando se echa mano de elementos añadidos a última hora, que no terminan de funcionar pero que solucionan la papeleta.

El bar contiene tantos momentos delirantes, en los que ríes de verdadera diversión, como situaciones de extrema tensión, en las que te mantienes agarrado a tu asiento. Todos los personajes resultan inverosímiles, incluso algunos son tópicos o simplemente sobran. Personajes que son tratados como ratas de alcantarilla. En su reparto destaca su trío protagonista compuesto por Blanca Suárez, Mario Casas y Secun de la Rosa frente a los demás. Y aunque se trate de una buena película, que supera a muchas otras anteriores, de un cineasta que últimamente realiza películas con un arranque brillante y que luego se desinflan o flojean en el desenlace, pero con el bar no ocurre eso y el resultado es satisfactorio y disfrutable. Una película con crítica social, en la que el espectador también queda encerrado en ese bar y con la que inevitablemente te ríes y lo pasas mal ¿por qué no?

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